LA FRASE:

"Tenemos diferencias conceptuales entre los gobiernos de la región, pero todos buscamos el mismo objetivo: mejorar el bienestar de nuestra gente. Debemos buscar los denominadores comunes entre nosotros y así multiplicaremos la relevancia de América Latina en el mundo".

Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos

martes, 15 de diciembre de 2009

ESAS TARAS QUE AÚN NOS FALTAN ERRADICAR
- No te juntes con ella porque en gorda y negra...
Es el comentario de una niña de un centro educativo local de primer grado que se expresa inocentemente.
- Éste… no sólo es queso, sino afeminado.
Es el comentario de un abanquino, refiriéndose a su innecesario “sempiterno” rival andahuaylino; ambos universitarios.
Este tipo de comentarios, que son reales porque los escuche no hace mucho, son evidentes muestras de discriminación racista que de un tiempo a esta parte se han vuelto tan cotidianos que en algún momento, usted o yo, hemos actuado de manera similar “inconscientemente”.
La discriminación, que es en esencia toda distinción excluyente establecida a partir de la forma del cuerpo y color de la piel, está tan arraigada en nuestra sociedad que hasta ahora es una de las taras que nos falta erradicar para construir una auténtica nación intercultural.
EL LEGADO HISTÓRICO
Expresiones racistas, que casi siempre están asociadas a efectos como la vergüenza y la culpa, se manifiestan en hechos como lo sucedido en Bagua, cuando argumentaban, ciertos “políticos” del gobierno, que los indígenas estaban siendo azuzados por intereses subalternos foráneos. Nada más absurdo, pues aceptar ese argumento racista y discriminatorio, es aceptar que hace más de quinientos años, cuando llegaron los españoles, los indígenas de esa época eran “bestias sin alma” que no sabían pensar, pues bajo ese pretexto nos sometió el invasor; y que hoy en la actualidad, según la clase política, el campesino, el indígena, el matsiguenga, el jibaro, etc.; es incapaz de organizarse y alzar su voz de protesta frente a los evidentes atropellos de políticas de exclusión social.
SALUD, SECTOR QUE MÁS DISCRIMINA
Según la Defensora del Pueblo, Beatriz Merino, los mayores hechos de violencia a la mujer se evidencian en el sector salud por el maltrato y las malas condiciones en que son atendidas en el ande y la selva; es así que, la mayor cantidad de denuncias de casos de discriminación se dan principalmente en éste sector además del de educación y justicia; y la situación es más crítica aún, si a ello añadimos la vulnerabilidad de género, que se agudiza cuando se conjuga la situación socioeconómica precaria y la discriminación étnico-cultural. Los estudios del MINEDU revelan que, en el Perú, unos 500 mil escolares dejan el colegio cada año y la mayoría son mujeres de zonas rurales, que a su vez, también tienen que soportar la violencia familiar, que registra altos índices en el Cusco, y el machismo muy arraigado que persiste en nuestra sociedad.
¿QUÉ HACER?
La Coordinadora Interinstitucional Post C.V.R Cusco nos está mostrando el camino al publicar recientemente una guía metodológica denominada ¡ROMPAMOS EL SILENCIO! “No discrimines ni te dejes discriminar”, que manifiesta el trabajo de más de cuatro años de instituciones del sector estatal, privado y de la sociedad civil, en la que nos proporciona herramientas que nos permitirán abrir espacios de sensibilización y reflexión para plantear alternativas de solución frente a la problemática de la discriminación en el Cusco; pues de lo que se trata, es de defender el derecho a la igualdad y a nuestra similitud, más que a la diferencia, que nos lleve a convivir de manera pacífica, respetuosa y sobre todo humana.

Por DANTE (AMH)

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