LA FRASE:

"Tenemos diferencias conceptuales entre los gobiernos de la región, pero todos buscamos el mismo objetivo: mejorar el bienestar de nuestra gente. Debemos buscar los denominadores comunes entre nosotros y así multiplicaremos la relevancia de América Latina en el mundo".

Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos

viernes, 5 de marzo de 2010

AUN NO SOMOS QUIENES QUISIÈRAMOS SER

Nuestra sempiterna Casa Antoniana cumplió el 01 de marzo un año más de trascendencia histórica en nuestra sociedad cusqueña forjando prohombres de bien. La Universidad San Antonio Abad del Cusco inicio su magisterio con dos facultades: filosofía y teología sagrada; fue creada en 1692 por el prelado cusqueño Manuel de Mollinedo Angulo y tuvo como primer rector a Don Juan de Cárdenas y Céspedes.
Han pasado 318 años de servicio a la sociedad y de contribución al conocimiento. Empero, pareciera que aún no ha reparado el problema agudizado y denunciado en aquel “Gran Grito de Córdova” hace más de cien años cuando aconteció La Reforma Universitaria en toda America Latina, en la cual nuestra Tricentenaria Casa de Estudios Superiores fue una de sus pioneras.
“Las universidades han sido hasta aquí el refugio secular de los mediocres, la renta de los ignorantes, la hospitalización segura de los inválidos y -lo que es peor aún- el lugar en donde todas las formas de tiranizar y de insensibilizar hallaron la cátedra que las dictara”, es parte de la denuncia acida y reveladora del “Manifiesto Liminar” de la juventud rebelde latinoamericana, peruana y cusqueña que forjo, como diría Mariátegui, “La Hora Americana” y precipitó un cambio justo y necesario en la universidad pública.
Quienes tuvimos la posibilidad de abrazar una carrera universitaria, conocemos fehacientemente la crisis nacional por la que esta atravesando la universidad pública, y la Casa Antoniana no es la excepción. Recuerdo que, en el año 2006, se vivía la etapa más crítica de los últimos años y por ese impulso y lucidez de jóvenes que añoran revertir todo y confrontar la corrupción, tomamos la ciudad universitaria de Perayoc. La consigna única, inmediatas elecciones democráticas de autoridades universitarias, pues parecía -como en algunas facultades hasta ahora- que la transferencia de la dirección universitaria era una herencia senil, más no una decisión conciente donde impere la propuesta y el debate. La rebeldía duro 19 días de toma de local y protestas callejeras; lamentablemente culmino con un desalojo bárbaro en la que las apopléjicas “autoridades” universitarias de ese entonces utilizaron a trabajadores contratados para arremeter contra los estudiantes cual delincuentes. A pesar de la renuncia del rector y la intervención de la ANR para convocar a elecciones universitarias, el triunfo estudiantil fue pírrico, pues posteriormente, las represalias no se dejaron esperar, llegando inclusive a la barbarie de agredir a un dirigente de la Facultad de Derecho hasta hacerle perder la vista.
Ahora la realidad es otra, aunque aún no somos quienes quisiéramos ser, la UNSAAC se está lavando la cara y está retomando el protagonismo social y su verdadero rol: ser una universidad democratizadora, inclusiva e intercultural donde impere la investigación, el cultivo del conocimiento global, el ejercicio de la cátedra de nivel con docentes que respondan a las exigencias del mundo competitivo y con estudiantes con conciencia de clase que sean capaces de forjar una sociedad más justa y equitativa. Como “Antuco” bien forjado, en esta nueva conmemoración quiero expresarle mi emoción y reconocimiento ¡Oda a la universidad del pueblo y para el pueblo!

Por DANTE (AMH)

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