LA FRASE:

"Tenemos diferencias conceptuales entre los gobiernos de la región, pero todos buscamos el mismo objetivo: mejorar el bienestar de nuestra gente. Debemos buscar los denominadores comunes entre nosotros y así multiplicaremos la relevancia de América Latina en el mundo".

Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos

jueves, 2 de septiembre de 2010

LA CAPITAL DE HOY, LA HORRIBLE DE SIEMPRE
Luego de aproximadamente un año vuelvo al capital para retomar los vericuetos en busca –como diría Juan Luis Guerra- de una “visa para un sueño”. En la Lima de hoy, se puede ver a la clase emergente pujante y emprendedora que, en su mayoría son provincianos migrantes de los años 70’ de todo el país, ahora de a pocos ya se han ganado un espacio y acomodado entre esta inmensa maraña de cemento ¿pero en qué condiciones?
Actualmente Lima conglomera a una población aproximada de 10 millones de peruanos, tiene una proyección de crecimiento poblacional de 100 mil habitantes por año; la gente se hacino tanto a tal punto que no queda espacio libre en los cerros, donde además los modos de subsistencia son paupérrimas; y la capacidad del transporte público para movilizar a tanta población ha colapsado. Constituida ésta cantidad de población, que prácticamente decide y determina los resultados de las elecciones nacionales, no nos deja de sorprender los avatares y los “recurseos” a los cuales se someten día a día centenares de familias para sobrevivir ¡en Lima se trabaja más pero se vive menos!
Hace unos días visite a un entrañable amigo de la infancia, de aquellos con quienes compartí en el barrio de Santa Ana y Tica Tica los juegos tradicionales como: tiros, trompos, coches, matachola y otros que ahora ya están extinguiéndose inefablemente; y me comentaba “aquí si no trabajas no comes”, tal aseveración la pude constatar en mis vaivenes: niños al paso que venden caramelos en las carrozas mortuorias – como los llama Eloy Jauregui- denominadas combi, ambulantes regados en cada semáforo y sorteando vehículos ofreciendo cachivaches, madres con sus hijos en un brazo y con el otro con una bolsa de caramelos estirando la mano luego de haber balbuceado un hayno lastimero como aquél que decía quisiera tener mi carro/ como lo tiene el gobierno/ para llevarte al infierno. Esas son las diferencias abismales entre los urbanos que viven en Barranco o Miraflores y los marginales que viven en los conos de Puente Piedra o San Juan de Lurigancho; mientras los primeros, por ejemplo, sacan los fines de semana hasta a los perros a pasear, los segundos tienen que continuar trabajando porque sino, no habrá el pan en la mesa al día siguiente ¡Hay crecimiento económico sí, pero su distribución es inequitativa! Es evidente que en estas condiciones la gran mayoría de la población limeña tiene cada vez menos tiempo para disfrutar de la familia, las personas de a pie se han mecanizado tanto por su trabajo que ya no tiene tiempo ni para pensar.
Lima, la capital de hoy sigue siendo la horrible de siempre; si se apresta visitarla, sin ir muy lejos concordará conmigo ¡en Cusco aún se puede vivir bien y trabajar también!

Por DANTE (AMH)

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