Artículo Publicado en El Diario Del Cusco, 15 de junio de 2010.
La Defensoría del Pueblo reporta para el presente mes 255 conflictos sociales identificados a nivel nacional, de los cuales, 172 se encuentran activos y 83 latentes; de igual modo, en el departamento del Cusco de los 22 identificados, 16 se encuentran activos y 6 latentes. Sin duda alguna, esta avalancha de conflictos, que es una bomba de tiempo, es el resultado de profundas desigualdades e inequidades en las que viven millones de peruanos, principalmente quienes nos ubicamos en la sierra sur del país, a pesar del auspicioso crecimiento económico.
Cuando hablamos de desigualdad nos referimos, en términos económicos, al contraste entre algunas condiciones específicas de vida de una persona con las mismas condiciones de otra; vale decir, la capacidad de ingreso de un abogado frente a la capacidad de ingreso de un estibador, condicionará el acceso a la calidad de vida por su capacidad de gasto. Empero, cuando nos referimos a la desigualdad en términos más amplios, debemos también mencionar sus contrastes sociales en aspectos como: derechos, libertades, capacidades, oportunidad, entre otros; que son condiciones determinantes para el bienestar social y el desarrollo. En éste sentido, Hay un amplio consenso entre los economistas acerca de que el desarrollo es mul¬tidimensional; que no es suficiente el análisis del ingreso o del gasto, sino que es necesario obser¬var otros atributos, como los mencionados (C. De Los Ríos 2010).
Las cifras nos demuestran que en el Perú entre los años 2003-2008 la ganancia del crecimiento económico obtuvo un promedio de 7,3%. Contrariamente, la realidad nos demuestra que no se ha transferido en igual magnitud esta “bonanza económica”, evidenciando que hay una “crisis distributiva” he¬cho que podría ser explicado por la ineficiencia del gobierno para la implementación de políticas de protección social y reducción de la pobreza, sugiriendo que el crecimiento sin redistribución puede desencadenar inestabilidad social y econó¬mica. Como quien da la estocada final, el INEI presento el 2007 un estudio en la que nuestra que, entre los años de 1972 y 2004 el producto bruto interno (PBI) se habría duplicado mientras la desigualdad se habría mantenido prácticamente inalterable. Entonces, ¿de qué justicia social hablamos?
Es innegable que la desigualdad en nuestro país se debe no sólo a la ineficiente distribución de la riqueza, sino a la falta de oportunidades en igualdad de condiciones para todos y todas. Ésta manera de hacer política tiene mucha ligazón con el sistema de gobierno neoliberal implantado hace dos décadas, pues el modelo primario exportador y de servicios no es capaz de dinamizar la economía en el mercado interno y los sectores más excluidos del país y tampoco es generador de empleo sostenido. Ahora, la pelota está en la cancha de los que anhelan ser gobernantes ¿qué nos plantearán al respecto?
Por DANTE (AMH)
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