Artículo publicado en El Diario Del Cusco, martes 16 de marzo de 2010.
Llegado la coyuntura electoral, sectores interesados ya empiezan a jugar sus cartas para sacar provecho de la influencia política y el poder que corrompe y encubre a los degenerados que hacen uso y abuso de ella. La ocasión es perfecta si para ello se valen de algunos medios de comunicación para lograr este enfermizo cometido de estar siempre coludidos con el poder político para hacer escarnio del Estado.
Lo acontecido la semana pasada con el caso Crousillat, que termino con la revocatoria de su sospechoso indulto, ha puesto de manifiesto, una vez más, el contubernio que existe entre el partido de gobierno y los fujimoristas, y el cordón umbilical que los une: la corrupción. Lo peor no es el increíble indulto por razones “humanitarias” al mejor exponente de la corrupción fujimorista y ex magnate de América TV; sino, el trasfondo político que se utiliza como arma para irrumpir con la libertad de expresión en el país.
No ha de extrañarnos que en esta coyuntura política electoral, como en la anterior, muchos medios de comunicación, abdicando a su deber de informar responsablemente orientando a la población, ahora cierren filas y tomen partido cínicamente por alguna opción política a cambio de asegurar su permanencia en la fauna del mercado; por ello, no es casualidad que el actual gobierno tenga más prensa coludida que el anterior.
Cuan lejos esta la teoría de la práctica. Mientras en las escuelas y facultades de comunicación y periodismo inculcan que se debe ejercer el periodismo con hidalguía e informar objetivamente y con la verdad; en la jungla mercantil impera el “cuánto hay para que me calle”.
Frente a esta realidad, quienes hacemos uso de los medios de comunicación, formados profesionalmente o no, es preciso hacernos la interrogante ¿cómo entendemos el rol de los medios en coyunturas electorales como ésta?
Un trampolín a la fama y a la escena política, es lo único que ha sido para no muy pocos “periodistas” y broadcasters de nuestra tierra; para corroborar ello, démosle una miradita a la hoja de vida de las actuales autoridades políticas del gobierno local regional y a desconocidos conductores de televisión y radio que ahora pretenden ser autoridades. Bajo esa desdeñosa oferta y demanda es que por ejemplo una radio local que se jacta de servir al pueblo, principalmente de las zonas rurales, ahora sus tarifas de alquiler de espacio radial se duplicaron de la noche a la mañana, ahuyentando de esta manera a programas educativos interesantes de corte intercultural bilingüe, con el único fin de prestarse al interés lucrativo bajo la premisa de “que alquile el que tenga más plata, total no me importa lo que hablen” ¡que irresponsabilidad!
No se trata de entregar los medios a intereses subalternos, sino de hacer uso responsable y participativo de ellos para el fortalecimiento de nuestra democracia que involucre a la sociedad en el control ciudadano para su desarrollo ¿cuántos somos conscientes de ello?
Por DANTE (AMH)
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