LA FRASE:

"Tenemos diferencias conceptuales entre los gobiernos de la región, pero todos buscamos el mismo objetivo: mejorar el bienestar de nuestra gente. Debemos buscar los denominadores comunes entre nosotros y así multiplicaremos la relevancia de América Latina en el mundo".

Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos

lunes, 26 de abril de 2010

DINERO + PODER = CORRUPCIÓN
Si hay algo en lo que han dado “cátedra” el gobierno del dictador Fujimori, su compinche Montesinos y su cúpula de rapiñas, que hicieron escarnio del Estado; es la manera de corromper a diestra y siniestra con el objetivo de enquistarse en el poder a toda costa.
El concepto de corrupción más amplio, que es el que utilizan los politólogos, manifiesta que “la corrupción es el abuso de una función en la administración, la economía o la política, ya sea por motivo propio o extraño, con el fin de lograr ventajas personales y que tiene como consecuencias daños materiales o inmateriales para una comunidad, una empresa o una persona individual”.
Innegablemente la corrupción en nuestros días esta enquistada en la gestión privada y más aun en la gestión pública. A nivel nacional, el caso más sonado y que quedará marcado en la gestión del gobierno aprista, es el de los chuponeos telefónicos perpetrado por Business Track (BTR); a nivel regional, la situación no es la excepción, al haberse puesto al descubierto las irregularidades en la licitación de obras de J & S y funcionarios del Gobierno Regional que pareciera ser sólo la punta del eisberg; en la gestión local, problemas similares han sido motivo por el cual a la fecha transitaron hasta ahora en el sillón municipal 3 alcaldes provinciales, vacados por casos de peculado y nepotismo. Sin duda alguna, la corrupción a todo nivel se debe en gran parte, a la oscuridad y al secreto por medio de los cuales se manejan los recursos o se toman las decisiones haciendo mal uso del poder.
Si hay algo incuestionablemente explosivo, es la relación del dinero y el poder que generan corrupción, y que al mezclarse son una bomba de tiempo que tarde o temprano estallará. Dinero mal habido más poder es igual a corrupción, porque el dinero compra el poder y el poder monopolizado corrompe.
Es evidente que el problema de la corrupción es una de las consecuencias de la degeneración de los valores, la moral y la ética; tanto así que pareciera que ahora la corrupción se transmitiera desde la leche materna. De tanto corrupto, entendiendo el término para el que corrompe y el que se deja corromper, se ha llegado a concebir como una actividad normal y cotidiana, he ahí la frase “roba pero hace obras”. Ser corrupto se ha vuelto en sinónimo de vivaz, astuto, pendejo y motivo de “orgullo”.
¿Cómo enfrentar este problema muy arraigado en nuestra sociedad? Tres aspectos muy importantes en las cuales habría que incidir: limitar la posición de monopolio del poder para reducir el margen de decisión, crear más transparencia, y reforzar las estrategias de hacer rendir cuentas a los que tienen la responsabilidad política y legal.

Por DANTE (AMH)

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